LA COMPOSICIÓN
Desde sus orígenes, el ser humano
ha buscado el modo de obtener imágenes que representen la realidad, sus
sentimientos, sus ideas y sus sueños. Y lo ha conseguido.
Primero, por medio de la pintura;
luego, también con la fotografía; y por último, a través del cine y el vídeo.
Claro que la representación de la
realidad por medio de una imagen implica necesariamente encuadrarla, es decir,
dejar una pequeña parte de
ella dentro del cuadro en que la mostraremos y todo lo demás fuera.
Esto es, implica una decisión por parte del comunicador, que determina con exactitud qué es lo que verá el espectador y qué no. Y, además de eso, y tan importante como lo anterior: el modo en que lo verá. Es decir, la manera precisa en que los elementos que integrarán el cuadro aparecerán en su interior para el espectador.
La composición del plano, es, entonces, la manera precisa
en que cada creador organiza la realidad audiovisual. Y es a través de esta
composición que el público verá la historia que le narramos.
Miles de años de pintura ya establecieron algunas leyes
sobre la composición. La mayoría de ellas las adoptaron los fotógrafos y, por
fin, trascendieron al cine, el que también adoptó una buena parte de éstas,
utilizándolas constantemente en la construcción de sus planos.
Quizás una de las más relevantes sea la ley de los tres
tercios, que establece que si dividimos el cuadro en seis fracciones idénticas,
trazando dos líneas paralelas imaginarias de manera vertical y dos de manera
horizontal obtenemos cuatro puntos fuertes en el lugar donde se cruzan las
líneas.
Se ha comprobado que estos puntos aparecen para el
espectador como los más destacados en el momento de observar la composición, por
lo que cualquier elemento que se sitúe en ellos resaltará por encima de los
demás, sobresaliendo a la atención del espectador.
Componer es la particular manera en que cada comunicador organiza los objetos dentro del espacio visual, de tal modo que el resultado sea armónico estéticamente, pero sobre todo, coherente dentro de la narración.
Además de la ley de los tercios, encontramos otras reglas para organizar el espacio, tales como:
Lo
que está más iluminado, sobresale por encima de lo más oscuro.
Lo
más grande, por sobre lo más pequeño.
Lo
que está aislado, por sobre lo que se confunde con la masa.
Lo
más cercano, por sobre lo más lejano.
Lo
que está en foco, sobre lo que está desenfocado.
Lo
que se mueve, sobre lo que está quieto. Y en esta categoría, lo que lo hace más
rápido, por sobre
lo que se desplaza más lento.
lo que se desplaza más lento.
En definitiva, todas estas consideraciones nos llevan a
preguntarnos qué es lo verdaderamente importante en nuestra composición y por
qué: la locación, los personajes, un fragmento de los elementos, o una acción,
etc.
De la misma manera que el resto del lenguaje, la
composición es importante en cuanto nos ayuda a contar la historia; dirigiendo la mirada del espectador.
Nada debe ser gratuito o al azar. Por lo que la importancia
de los elementos estará definida por la propia narración: aquello que más nos
ayude a narrarla deberá prevalecer por sobre lo demás.
Para ayudarnos en esta ardua tarea, a lo largo de ya más de
cien años de cine, se han ido estableciendo algunos patrones:
Los elementos verticales, son más relevantes en el encuadre que los horizontales.
Las
curvas, dan la sensación de tranquilidad, de calma, de ritmo apacible; mientras
que las rectas y
diagonales producen en el espectador un sentimiento tendiente a la violencia, especialmente las
diagonales, que provocan desequilibrio y tensión.
diagonales producen en el espectador un sentimiento tendiente a la violencia, especialmente las
diagonales, que provocan desequilibrio y tensión.
No
debemos cortar a los sujetos en sus articulaciones: rodillas, tobillos, codos,
o muñecas.
Al
filmar arquitectura no debemos permitir que los bordes de los edificios
coincidan con el borde de
nuestro encuadre.
nuestro encuadre.
Si
queremos propiciar el movimiento, debemos evitar situar a los sujetos en el centro del cuadro,
especialmente si queremos resaltarlos. Claro qu esta regla, es más una sugerencia, en realidad. Verán
en muchísimos filmes que los cámaras componen con e l sujeto en el centro y, desde luego, no sólo
está correcto, sino que es necesario. Con lo cual hemos de tener cuidado al aplicarlo.
especialmente si queremos resaltarlos. Claro qu esta regla, es más una sugerencia, en realidad. Verán
en muchísimos filmes que los cámaras componen con e l sujeto en el centro y, desde luego, no sólo
está correcto, sino que es necesario. Con lo cual hemos de tener cuidado al aplicarlo.
Las
tonalidades oscuras en la parte superior de la composición nos acrecientan la
sensación de
encierro. Mientras que si están abajo del cuadro producen el efecto de firmeza, de resistencia, de
estabilidad.
encierro. Mientras que si están abajo del cuadro producen el efecto de firmeza, de resistencia, de
estabilidad.
El
cambio suave y gradual de tonos produce sensación de tranquilidad. Por el
contrario, si son
bruscos, lo que sentimos es inquietud.
bruscos, lo que sentimos es inquietud.
Es nuestra responsabilidad, pues, conducir la mirada del espectador hacia los elementos o situaciones que nos importan más.
Estas reglas pueden por supuesto romperse y cambiarse por otras, pero siempre con una razón de peso que lo justifique.
En la actualidad han surgido sin duda nuevas maneras de contar, pero hay maneras clásicas que perduran en el tiempo.
Seguramente, una de ellas es la composición y claramente se presenta como un verdadero desafío para el director y para el director de fotografía, su más cercano colaborador en esta compleja tarea de componer.
Una tarea muy relevante para poder ir comprendiendo a cabalidad las reglas y los usos de la Composición, es observar la mayor cantidad de pinturas y fotografías posibles, amén de observar con atención los filmes que se revisen. En las obras de otros artistas y comunicadores se encuentran todas las soluciones, hasta que no seamos capaces de encontrar nuestra propia mirada y establecer nuestra propia manera de componer.
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